Templos y santuarios お 寺 と 神社
Es imprescindible visitar en Japón los templos y santuarios japoneses más bellos
Pagodas, pabellones, monasterios, templos budistas, santuarios sintoístas y altares marcan el paisaje en Japón.










Independientemente de las creencias de cada cual, los lugares de culto coexisten en esta tierra que cuenta con mirladas de deidades. No hay nada más normal, pues según un adagio popular: "Los japoneses nacen sintoístas y mueren siendo budistas".
En un gran sincretismo de creencias, el budismo y las deidades sintoístas coexisten. En los templos budistas encontrarás a veces símbolos sintoístas. Los japoneses otorgan a Buda y a la protección de los kami el mismo respeto. No se puede hablar de un budismo japonés, ni de un sintoísmo único. Es una suma de escuelas y corrientes, rituales y tradiciones.
El Budismo y los templos
Nacido en la India en el siglo V aJC, el budismo se introdujo en Japón en los siglos V y VI de nuestra era a través de China y de la península coreana. El budismo es el conjunto de enseñanzas de Siddhartha Gautama, que se convirtió en Buda ("iluminado" en sánscrito), tras haber alcanzado la iluminación. Es una vía espiritual que tiene el objetivo de tomar conciencia del sufrimiento que es inherente a la vida, así como de su causa: el apego.
Mediante diversos métodos: la meditación, la repetición de sutras o mantras,... que serán diferentes en las distintas escuelas, el practicante abandona su "yo" que origina el apego para darse cuenta de la ausencia de permanencia de todas las cosas y de la vanidad del ego.
Esta filosofía conquistó a los primeros monjes japoneses a finales del siglo VI hasta el punto de que el budismo fue declarado religión de estado en el año 592. Un poco más de 14 siglos más tarde, hay más de 77.000 otera (templos budistas) diseminados por todo el Archipiélago, y cerca de 340.000 monjes.
Las principales escuelas del budismo
En Japón coexisten trece escuelas del budismo, cada una con sus propios templos. A continuación, las principales:
- Tendai, escuela creada en 805 por el monje Saichô que se distingue por su rigurosa práctica del ascetismo.
- Shingon, o "Palabra Verdadera", escuela de budismo esotérico que enfatiza la repetición de mantras, fórmulas compuestas de sílabas que se repiten con fines meditativos.
- Jôdo, la escuela de la Tierra Pura, y Jôdo Shinshu, la nueva escuela de la Tierra Pura, que son las dos escuelas más practicadas en Japón. Animan al practicante a entonar sutras, que son escritos budistas.
- Sôtô y Rinzai son las dos corrientes de la escuela Zen. Insisten respectivamente en la meditación (zazen) y en los kôan, que son enigmas que el practicante debe resolver para llegar a la iluminación.
Composición de un templo budista
El templo budista habitualmente es de madera, aunque los templos más modernos están hechos de hormigón armado para prevenir posibles incendios. El estilo arquitectónico depende en gran medida de la escuela con la que esté vinculado el templo.
Un templo budista consta de tres partes:
- el hondô o "edificio principal", también llamado butsuden, "palacio de Buda",
- la pagoda (tô), de tres o cinco pisos (que no existe en los templos zen),
- la sala de estudio (kôdô), o sala del Dharma (hottô), en la que los monjes se dedican al estudio de los textos budistas.
Las tres partes pueden estar unidas mediante un pasillo (kairô). Hay también un refectorio (jikidô), en el que los monjes comen en comunidad.
Sintoísmo y santuarios
El Sintoísmo, "Vía de lo Divino" es la religión primitiva de Japón. Es el culto a las fuerzas de la naturaleza representadas por los kami, las deidades, que son 800 miriadas.
Los santuarios sintoístas
Hay cerca de 85.000 santuarios sintoístas y 22.000 sacerdotes sintoístas en todo Japón. Estos lugares de culto se llaman en generalmente jinja en japonés, aunque también se conocen como jingû, miya o taisha ("gran santuario"). A diferencia del budismo y sus diferentes corrientes, el sintoísmo presenta una arquitectura homogénea, que se encuentra en todo el Archipiélago.
La entrada al santuario sintoísta se reconoce gracias a los famosos torii, un portal generalmente rojo que marca el límite entre lo sagrado y lo profano. El más emblemático es el parcialmente sumergido del Santuario Itsukushima en la isla Miyajima.
Algunos santuarios tienen a continuación una escalera de piedra (ishidan) que conduce al interior del edificio, por un camino (sandô) bordeado con lámparas (tôrô). A lo largo de ese paseo se encuentra la chôzuya, una pequeña piscina donde los fieles pueden purificar sus cuerpos según un ritual determinado. Después de esta etapa, llegamos a las distintas partes del edificio, principalmente el haiden, el edificio de culto en el que los fieles llevan a cabo sus oraciones.
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